Ha pasado un mes desde que Faviola Salinas Zaraté fue deportada a México, pero aún tiene pesadillas con la celda de aislamiento del centro de detención de Louisiana donde dice que ICE la encerró por casi dos meses. En sus sueños le apagan la luz y nadie la salva aunque grite “ayuda”.
Salinas, madre de tres niños estadounidenses, asegura que sufría depresión postparto cuando fue detenida en febrero, apenas tres meses después del nacimiento de su último bebé. Su depresión fue agravándose con sus traslados por tres centros de detención. El Centro de Procesamiento del Sur de Louisiana, conocido como Basile, era la cuarta instalación a la que llegaba: sentía que cualquiera podía lastimarla. En Basile, recuerda que el personal médico le explicó que la aislaban por su propia seguridad y para evitar que agrediera a otras detenidas.
“Lloraba mucho y a veces, de la depresión, me orinaba en los pantalones”, contó la inmigrante por teléfono desde su casa en Oaxaca. “No sé por qué no se me dio la atención que debían darme”.
En un momento en que las detenciones de inmigrantes registran un pico histórico, también ha aumentado el número de personas puestas bajo confinamiento en solitario, según datos de ICE. Esto ha encendido la alarma sobre las consecuencias para la salud mental de miles de detenidos.
Desde diciembre de 2024 hasta finales de agosto, el número de personas confinadas en celdas en solitario por al menos un día aumentó 41%, según un análisis realizado por The Marshall Project y Univision Noticias. El punto máximo se registró en agosto, cuando hubo más de 1,100 casos. El número también subió durante el gobierno de Joe Biden.
The Marshall Project y Univision Noticias entrevistaron a 10 personas —o a sus familiares, activistas y abogados— que estuvieron en confinamiento en solitario en centros de detención de ICE en Florida, Louisiana, Arizona y Washington. En algunos casos fueron aislados por pedir mejores condiciones; en otros por discutir con funcionarios o negarse a que les sacaran la sangre. También se halló el caso de una inmigrante que era confinada en una celda de aislamiento —en lugar de una unidad médica— por un par de horas a la semana para realizarse un tratamiento médico postoperatorio. Un detenido compartió por un periodo la celda con una segunda persona.
ICE no respondió a solicitudes de información sobre el uso del confinamiento en solitario en general, ni sobre los casos individuales descritos en esta historia.
Los datos muestran que el número de personas que ICE mantiene en confinamiento en solitario no está creciendo tan rápidamente como la población total de personas detenidas. Pero el repunte en el uso del aislamiento preocupa a expertos por el daño que generará en más personas.
“El confinamiento en solitario es quizás la práctica más punitiva que existe en entornos carcelarios, y se está utilizando en los centros de detención de inmigrantes de maneras muy similares”, dijo Caitlin Patler, profesora de Políticas Públicas en la Universidad de California, Berkeley, y quien ha estudiado el uso del aislamiento por parte de ICE. “Ahora hay cada vez más personas experimentando estas condiciones y que antes no veíamos detenidas. Es una experiencia traumática para cualquiera”.
Psicólogos advierten que cualquier periodo en aislamiento puede ser perjudicial, especialmente para inmigrantes que han vivido experiencias traumáticas. La permanencia prolongada en solitario —definida por Naciones Unidas en 15 días o más— puede provocar deterioro cognitivo, dificultad para dormir, así como pensamientos autodestructivos o suicidio.
Salinas recuerda la celda de aislamiento en la que la confinaron como un espacio de 20 pies cuadrados (dos metros cuadrados) sin ventana. La cama (una placa de metal) estaba al lado del inodoro-lavamanos de acero inoxidable. El inodoro no bajaba, así que sus excrementos se acumulaban. Ella decidió comenzar a orinar en una rejilla en el suelo. Cuando ésta rebasaba su capacidad, Salinas se quitaba el uniforme y lo usaba para trapear el piso, luego lo enjuagaba en el lavamanos y repetía el proceso.
La temperatura de la celda también la afectaba: “A veces me daban cobijas y a veces no (...) Hacía tanto frío que rompí el colchón para meterme adentro como si fuera un cobertor”. Cuando hizo eso los guardias le quitaron la colchoneta, así que por una semana durmió sobre la gélida plancha de metal.
Sus únicas conversaciones eran con otra detenida a la que encerraban brevemente en la celda de aislamiento contigua. Después de un mes de extrañar a sus tres hijos y mantener esa rutina, Salinas comenzó a alucinar que los papeles del baño se movían. También dice que cantaba y bailaba para pasar los días.
“Era desesperante, sentía angustia, impotencia. Yo miraba que las otras salían y yo nada más me quedaba ahí”.
El creciente uso del confinamiento en solitario por parte de ICE ocurre en momentos en que el gobierno de Trump ha hecho recortes considerables a la Oficina del Defensor del Pueblo de Detención de Inmigración, así como a la Oficina de Derechos Civiles y Libertades Civiles del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Estas dependencias cumplen la función de supervisar las condiciones dentro de los centros de detención y hacer recomendaciones para su mejora. El DHS también ha restringido las visitas de miembros del Congreso.
Algunos legisladores intentan impulsar una mayor supervisión sobre el uso del aislamiento en custodia migratoria. Uno de ellos es el senador de Georgia Jon Ossoff, quien publicó recientemente una investigación sobre el maltrato a mujeres embarazadas y niños en centros de detención migratoria, y concluyó que algunos detenidos que denunciaron abusos físicos y sexuales dijeron haber sido enviados a confinamiento en solitario como represalia. (La portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, calificó los hallazgos de Ossoff como “basura”).
Otro grupo de congresistas también reintrodujo un proyecto de ley que busca prohibir —con excepciones— el confinamiento en solitario en todas las instalaciones federales, incluidas las de detención migratoria.
“Lo que aterra en estos momentos es que no hay terceros que puedan servir como testigos para documentar lo que está ocurriendo adentro”, dijo Amanda Díaz, directora de organización de Freedom for Immigrants, que aboga por los inmigrantes en detención. Aunque las agencias de supervisión tenían poco poder para hacer cumplir las regulaciones, Díaz asegura que “al menos documentaban los abusos y tenían derechos legales para solicitar información y datos, así como para hacer entrevistas. Ahora no hay rendición de cuentas”.
En este audio, un inmigrante cuenta que ICE lo confinó en solitario luego de que él se negara a que le sacaran sangre:
En sus políticas —actualizadas en diciembre de 2024— ICE establece que los detenidos pueden ser aislados de la población general por razones administrativas y disciplinarias. La primera es utilizada cuando la agencia considera que una persona puede representar una amenaza para el resto de detenidos o para el personal; por razones médicas o mientras se llevan a cabo investigaciones por violaciones a las normas del centro. No es implementado como una forma de castigo, por lo que los detenidos deberían tener los mismos privilegios que la población general.
El segundo, el aislamiento disciplinario, es empleado como castigo para quienes violan las reglas y regulaciones del centro de detención. Debe ser ordenado por un panel que evalúa el caso.
Según las políticas del DHS, el aislamiento “nunca debe usarse como represalia contra un detenido”. Sin embargo, algunos inmigrantes dijeron que fueron castigados por protestar. La organización Freedom for Immigrants opera una línea nacional de ayuda para personas en detención migratoria. Ha recibido numerosas llamadas relacionadas con el uso del confinamiento en solitario, incluso de personas que aseguran haber sido enviadas a aislamiento tras presentar quejas de derechos civiles o simplemente por pedirle su nombre a un guardia.
Daniel López, un inmigrante mexicano, dijo que fue castigado en abril con un mes en confinamiento —que incluyó casi 20 días con otra persona en la celda— en el Centro de Procesamiento del Noroeste, en Tacoma, Washington, tras protestar por sus derechos y los de otros detenidos. Exigía que se concretaran algunas deportaciones o que les permitieran continuar sus procesos migratorios en libertad.
“No es bueno castigar a la gente nomás porque somos inmigrantes y nomás alzamos nuestras voces”, reclamó López en una llamada telefónica en agosto, aún detenido.
En diciembre, el DHS emitió una nueva política que establece quiénes pueden ser confinados en solitario y las razones. El cambio se hizo basado en recomendaciones de la Oficina del Inspector General del DHS en 2021, de acuerdo con un boletín de ICE. La agencia hizo pública esta normativa después de que la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) inició una demanda judicial para tener acceso a los registros a inicios de año. Las reglas incluyen protecciones más estrictas para embarazadas y para personas con enfermedades mentales graves o condiciones delicadas de salud. También exigen que los oficiales de ICE informen al detenido el porqué “en un idioma o forma entendible”.
Esa nueva política también modificó los requisitos de reporte sobre el uso del aislamiento. Antes, solo debían registrar en la base de datos interna de ICE los casos de quienes permanecían en segregación durante 14 días o más, o de quienes tenían una “condición especial”, como una enfermedad mental o grave. Ahora, la agencia debe incluir a toda persona que haya sido aislada sin importar la duración. Ya ICE publica conteos de personas segregadas durante al menos un día. Según expertos, este cambio en la política puede explicar el aumento significativo de personas confinadas en solitario en diciembre de 2024.
Los datos públicos sobre confinamiento en solitario están disponibles desde abril de 2024. Defensores de los derechos de los detenidos señalan que el uso excesivo del aislamiento comenzó mucho antes de que Trump asumiera la presidencia.
El año pasado, un grupo de legisladores demócratas mandó una carta al entonces secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, en la que pidieron acabar con el mal uso del confinamiento en solitario en los centros de detención. La carta fue enviada tras la publicación de un informe de la organización Physicians for Human Rights e investigadores de las escuelas de Leyes y Medicina de Harvard, que concluyó que ICE no estaba cumpliendo con sus propias políticas y que el uso del aislamiento había aumentado en el gobierno de Biden.
Inmigrantes detenidos y sus defensores aseguran que el personal en los centros de detención de ICE sigue ignorando las políticas de la agencia para el uso del confinamiento en solitario.
A Salinas, por ejemplo, le dijeron en inglés, un idioma que ella no entiende bien, las razones de su confinamiento en solitario. Sacó conclusiones con las pocas palabras que entendió. La inmigrante tampoco recuerda que le entregaran un documento con la explicación de por qué estaba siendo encerrada en una celda en solitario.
Según datos de ICE, entre abril y junio de este año fiscal hubo 131 casos de personas con condiciones médicas o mentales graves que fueron confinadas en solitario, un aumento frente a los 90 del trimestre anterior.
Aunque sufrir una enfermedad mental grave debería ser una razón para excluir a un detenido del aislamiento, expertos aseguran que muchas veces es precisamente la razón por la cual terminan en estas celdas. Algunos detenidos reportan haber sido aislados tras sufrir una crisis de salud mental —como Salinas— o tener pensamientos suicidas. Las investigaciones académicas muestran que los inmigrantes con enfermedades mentales son más propensos a ser aislados mientras se encuentran en detención.
“Sabemos que a veces el personal usa el confinamiento en solitario para manejar emergencias psiquiátricas”, dijo Altaf Saadi, profesora asociada de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard y especialista en salud de inmigrantes. “He hablado con muchas personas que, por miedo al aislamiento, no le cuentan a su médico sobre sus síntomas”.
Saadi explicó que el confinamiento en solitario puede causar trastorno de estrés postraumático y autoagresión, incluso en personas que no tienen antecedentes de enfermedades mentales. Quienes ya tienen condiciones preexistentes pueden quedar con secuelas de por vida.
“Estas son personas que pasan días, semanas, y en algunos casos incluso años, encerradas en celdas pequeñas, con poco o ningún contacto con otros seres humanos”, dijo. “Pueden tener alucinaciones o confusión. Tenemos que pensar en las consecuencias de eso cuando salgan del aislamiento y se les pida participar en procesos legales”.
Después de casi dos meses encerrada en la celda en solitario, Salinas fue trasladada a un hospital en el que recibió atención psiquiátrica durante un mes. A su regreso a Basile fue detenida con la población general. Aceptó su deportación —a pesar de que eso significó dejar a sus hijos en Tennessee— y fue repatriada a México a finales de agosto.
Extraña a sus hijos y resiente no poder estar en sus fechas especiales. Quiere volver a Estados Unidos pero no a la detención ni al confinamiento en solitario, así que su regreso, asegura, “será diferente, quizás con una visa”.
“Ningún ser humano se merece eso, no se lo deseo a nadie”, dijo. “Perdí mucho tiempo de mis hijos también y sigo perdiendo tiempo, porque ahora estoy aquí”.